16.4.17

Mini Maestra



Íbamos caminando a la escuela, ella, su hermano y yo, cuando puso su  mano en mi pierna y dijo:
- ¡Paren todo! Descubrí que puedo soñar despierta.
- ¿Qué pasó? ¿Estás bien?, le pregunté.
- Si, es que estoy viendo como el sol entra en mi piel y sale por mis dedos en forma de arcoíris.

Es chica, no sabe lo que dice, pueden decir algunos. Pero, para mí, es chica y si sabe de lo que habla.
Tiene una capacidad innata de soñar, de preguntar y de no soportar quedarse con la duda.
Tiene la curiosidad a flor de piel y la convicción absoluta de que lo mejor que le podría pasar de grande es ser libre.
Tiene 5 años y me enseña.
Me enseña que soñar está perfecto y que no hay nada de malo en creer que se puede volar.
Me enseña que las ciudades se ponen grises cuando las habitan personas tristes. Eso es porque la tristeza se les sale por los poros, aunque lo quieran evitar, y tiñe todo lo que los rodea.
Con ella aprendí que usar vestidos con pantalones de muchos colores queda perfecto, aunque no combinen. 
Que no todo lo prolijo está bien y no todo lo desprolijo es desastre.
Con ella aprendí que las superheroínas son mejores que las princesas y que darles algodón de azúcar a los niños es llevar felicidad.
Aprendí a bailar cada mañana, sin que me miren o aunque me miren.
Pude entender que lo que uno siente lo tiene que decir, aunque sea a destiempo. Porque el momento perfecto no existe y es imposible saber cuánta vida nos queda como para seguir esperando.
Ella me enseñó que los lunares no son tan horribles, sobre todo si están en el queso y en el helado de menta granizada.
Me mostró que aunque estemos tristes y enojadas una con la otra, un abrazo reconcilia.
Cuando Sara nació estuvimos separadas 5 días, una eternidad. Luego nos reunimos y no ha pasado un solo día sin que la vea.  Es tan, tan parecida a mí y cada vez más ella.

-Yo siempre quiero bailar, mami. Bailar todos los días. Dice mientras da vueltas sin parar con los brazos abiertos.



13 comentarios

  1. Me encantó...siempre se puede soñar....

    ResponderBorrar
    Respuestas
    1. Siempre se puede soñar, Silvana ❤️

      Borrar
  2. Este comentario ha sido eliminado por el autor.

    ResponderBorrar
  3. Que lindo relato Marian!! Me encanto, te juro que me contengo las lagrimas porque estoy en la oficina!!
    Besotesssssss
    PD te tengo que mostrar el vestidito que le borde a clara porque muero de amor!! nada perfecto, claro, pero lo ame!!
    Pd2: borre el mensaje anterior porque le habia pifiado!! jeje

    ResponderBorrar
    Respuestas
    1. Jaja igual lo leí!!! No pasa nada, Juli. Estoy súper acostumbrada. Quiero ver ya el vestido de Clari. Y perfecto?? Lo súper perfecto es aburridísimo. Besos!

      Borrar
    2. jiji, igual que yo; soy julieta, julia, mariana, luciana, ya ni se cuantos nombres me han cambiado!! A esta altura del partido, ni corrijo!!

      Borrar
  4. Fue lo primero que leí a la mañana desde el celu. Arrancar el lunes temprano así emocionada es fuerte! Yo tengo una nena de año y medio y no para de sorprenderme día a día, que lindo todo lo que nos deparan!

    ResponderBorrar
    Respuestas
    1. Ay si, Luz. Te vas a emocionar con las palabras de tu hija. Te aseguro eso. Para comerla a besos todo el día! ❤️

      Borrar
  5. La maravillosa perspicacia de la infancia...ojalá no la perdiéramos nunca.
    Un abrazo

    ResponderBorrar
    Respuestas
    1. Ojalá Nené. Tal vez exista alguna forma de recuperarla. Será posible?

      Borrar
  6. qué lindo escribís Marian! hermoso relato. Hermosa tu hija!

    ResponderBorrar
  7. La amé! Acá también tengo una mini maestra (ya de casi 17!). Me costó un tiempo darme cuenta de todo lo que tenía para enseñarme, no tuvo la suerte que tuvo Sara con vos ;)
    beso gigante, me encanta leerte

    ResponderBorrar

© Pasquín SistólicoMaira Gall